domingo, 5 de agosto de 2018

Gracias Papá.

Gracias Papá es una pequeña y escalofriante historia sobre un grupo de niños que se cuelan en una casa abandonada y encuentran un cassette viejo. Se supone que es una historia real y sucedió en Japón.
Cuando era estudiante de secundaria, había una casa vieja y abandonada en nuestro vecindario que estaba cayendo en la ruina. Había hiedra que crecía espesa en las paredes y el techo se había hundido en algún punto.
Un día, algunos de mis compañeros de clase y yo decidimos colarnos y explorar. Eran alrededor de las 8 PM y el sol se estaba poniendo. La puerta estaba cerrada con llave, así que tuvimos que subir por una de las ventanas traseras.
Fuimos de habitación en habitación, buscando el camino con una linterna. Por alguna extraña razón, había cientos de muñecas alineadas a lo largo de las paredes. Aunque todos estábamos emocionados, la atmósfera se volvió tensa. Ninguno de nosotros habló entre nosotros y hubo un silencio incómodo.
La mayoría de mis amigos tenían miedo y querían irse a casa, pero los convencí de que se quedaran y exploraran un poco más. Llegamos a una pequeña habitación en la parte delantera de la casa que estaba vacía, a excepción de una mesita en el medio. Cuando entramos, podíamos oír el suelo crujir y gemir bajo nuestros pies.
Noté algo sobre la mesa. Al acercarme, vi que era una carta y que había una vieja cinta de cassette al lado. La carta decía:
“Gracias Papá”
Cuando vi la escritura, sentí un escalofrío recorrer mi espina dorsal y decidí que era hora de irme. Cuando salimos de la casa, todos dieron un suspiro de alivio. En el camino a casa, uno de mis amigos y yo comenzamos a hablar sobre la carta y la cinta de cassette que estaba al lado.
“¿Qué fue eso?”, Le pregunté.
“No sé”, murmuró, “pero lo traje conmigo cuando nos fuimos …”
Curioso acerca de lo que contenía la cinta, lo trajimos a mi casa, lo puse en mi grabadora y presioné “Reproducir”.
No había nada más que silencio.
Nos sentamos allí y escuchamos durante 10 minutos o más, pero solo hubo silencio.
Después de un tiempo, supusimos que no había nada en él, así que lo dejamos jugando y comenzamos a leer comics. Finalmente, nos olvidamos de la cinta.
Entonces, de repente, escuchamos la voz de una mujer que venía de la grabadora.
Decía: “Gracias papá por matarme …”

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